Qué ver y visitar en Quito en una semana

Publicado en 12 marzo, 2010

Si bien las joyas arquitectónicas más importantes del centro histórico de Quito son los templos y conventos construidos en la etapa de la colonia, la ciudad tiene muchos secretos y tesoros bien guardados. Una buena idea para descubrirlos es caminar, pasar tiempo en las plazas, meterse por callecitas adyacentes y desembocar en callejones adoquinados o pasajes empedrados que evocan épocas pasadas.

A continuación te detallo algunos paseos que no deberías perderte si visitas esta hermosa ciudad colonial.

Teleférico de Quito

El teleférico de Quito, más conocido como el Telefériqo, es el más alto de Sudamérica. Parte desde los 2950 msnm hasta llegar a los 4050 msnm: la cúspide de Cruz Loma, aledaña al volcán Pichincha.

El costo de la entrada para extranjeros es de 8,5 USD y realmente vale la pena gastar ese dinero ya que la vista panorámica que se tiene desde la cima es realmente espectacular: podes ver toda la ciudad de Quito en miniatura y a lo lejos los volcanes como el Antisana, Cotopaxi y Cayambe.

Ciudad Mitad del Mundo

La Ciudad Mitad del Mundo queda 14 km por fuera de Quito y es un lugar muy especial. Su mayor atractivo es el famoso Monumento Ecuatorial que se encuentra sobre la Latitud 0º0’0″ al que todos los días llegan cientos de turistas para sacarse la clásica foto con un pie en el hemisferio norte y el otro en el sur.

A dicho lugar se puede llegar en transporte público (Línea Mitad del Mundo), el costo del pasaje es de 0,35 USD y los buses pasan con una frecuencia de 30 minutos.

A 200 metros de distancia de la Ciudad Mitad del Mundo se encuentra el complejo Intiñan. Se trata de un museo bastante interactivo donde se pueden realizar algunos ejercicios prácticos sobre los efectos magnéticos y gravitacionales a ambos lados de la línea ecuatorial.

Iglesia de la Compañía de Jesús

Los padres de la orden de la Compañía de Jesús marcaron a fuego nuestros territorios mediante su obra evangelizadora y arquitectónica. La Iglesia de la Compañía de Jesús es un ejemplo de ello: es la muestra más representativa del estilo barroco del Quito colonial y forma parte del conjunto arquitectónico monumental jesuita.

Particularmente me encantó visitarla, porque tiene muchas similitudes con la Iglesia de la Compañía de Jesús que se encuentra en mi ciudad natal, Córdoba. Lo particular de este templo es que tomó aproximadamente 160 años en ser terminado y tan solo dos años después, los jesuitas fueron expulsados de estas tierras por orden del rey Carlos III de España.

La Compañía de Quito quedó abandonada hasta 1794, fecha en la que fue confiada a los frailes Camilos y regresó al país en 1862, cuando el entonces presidente Gabriel García Moreno devolvió a los jesuitas la iglesia y parte de sus bienes.

Monumento de la Virgen de Quito

En 1976 el artista español Agustín de la Herrán Matorral realizó el monumento a la Virgen de Quito, que se encuentra en la cúspide del cerro y que domina el paisaje de esta zona. Esta escultura tiene 45 metros de alto, se construyó con más de siete mil piezas de aluminio y es una copia a gran escala de la escultura de La Virgen de Quito de Bernardo de Legarda, que se muestra en el altar principal de la Iglesia de San Francisco.

En su interior se encuentra un pequeño museo en el que se relata la historia del milenario cerro y de la escultura. Además cuenta con un mirador ubicado en los pies de la Virgen, desde el cual se tiene una excelente vista de la ciudad de Quito.

El Panecillo se encuentra muy cerca del Centro Histórico y se puede llegar en bus, taxi o caminando, lo cual no es recomendable ya que según los lugareños se efectúan muchos robos en zonas cercanas. Está abierto de lunes a domingos de 09:00 a 17:00 y el costo de la entrada es de 1 USD.

Basílica del Voto Nacional

No solo es una de las construcciones más imponentes de la ciudad, sino que además es la basílica gótica más grande del Ecuador y de toda América Latina. Desde cualquier rincón de la ciudad se la puede observar, aunque vale la pena visitarla para poder apreciar todos los detalles de su arquitectura como las gárgolas, armadillos, iguanas y tortugas de Galápagos, todas imágenes inspiradas en la fauna del país.

Más allá de ser católicos o no, recomiendo realizar este circuito de joyas arquitectónicas. Es muy interesante ir descubriendo entre los edificios de estilos europeos, angelitos con rostros indígenas, incrustaciones de soles incas en algunos portales o tortugas de galápagos asomándose en las fachadas de las iglesias.

Palacio de Carondelet

Este palacio fue construido en el siglo XVII por el Presidente de la Real Audiencia de Quito, el barón Héctor de Carondelet y hoy en día es la sede de gobierno.

Una de las tantas cosas positivas del gobierno actual del Ecuador ha sido abrir el Palacio de Gobierno para todos los ciudadanos. Su actual presidente, Rafael Correa, considera que tanto el Palacio de Carondelet como sus dependencias son patrimonio cultural de los ecuatorianos, y esa ha sido la motivación principal para transformar el complejo presidencial en un museo accesible a todos quienes deseen visitarlo.

El recorrido guiado incluye el ingreso a las distintas salas como el Salón Amarillo, el Salón del Gabinete y el Salón de Banquetes, que es el espacio donde se celebran muchos de los eventos sociales más importantes del país.

El Palacio de Carondelet está ubicado en la Plaza Grande, la entrada es gratuita y el único requisito es llevar DNI/Pasaporte o alguna identificación. Los recorridos guiados dentro del palacio se realizan de martes a domingos desde las 9:00 hasta las 11:30 y por la tarde desde las 13:00 hasta 16:00.

La Ronda

Uno de los sectores más emblemáticos de Quito que fuera restaurado completamente durante el año 2006. Su calle principal es la Morales, considerada el corazón bohemio de esa zona a mediados del siglo XX ya que en ella abundaban casas de artesanos, pintores, poetas y músicos. Hoy La Ronda ha recuperado su encanto con galerías, cafés y tiendas que ocupan las casas antiguas, perfectamente habilitadas para distintos usos.

Antes de la conquista, La Ronda era un camino de la ciudad inca que servía a los antiguos pobladores para acceder al agua de la chorrera y emplearla en usos domésticos. En la actualidad es un obligado punto de encuentro que no podes dejar de visitar si estás de paseo en la bella capital ecuatoriana.