Macondo existe (en Aracataca)

“Vengo a pedirte el favor de que me acompañes a vender la casa. No tuvo que decirme cuál, ni dónde, porque para nosotros sólo existía una en el mundo: la vieja casa de los abuelos en Aracataca, donde tuve la buena suerte de nacer y donde no volví a vivir después de los ocho años.”  

GABRIEL GARCIA MARQUEZ

Casa Museo Gabriel García Márquez

Todos los que leímos “Cien años de Soledad” nos preguntamos alguna vez como sería Macondo, aquel pueblito ficticio en donde transcurre la novela.

Para averiguarlo viajamos hasta Aracataca, un municipio colombiano del departamento del Magdalena al que Gabriel García Márquez transformó en Macondo en su ya citada novela, convirtiéndolo así en uno de los referentes geográficos literarios inolvidables.

Cartel de bienvenida a Macondo

Cómo Llegar:

Para llegar a Macondo hay que ir hasta la terminal de buses de Santa Marta y tomar cualquiera de los buses que cada 10 minutos salen con destino a Aracataca. Nosotros viajamos por la empresa Berlinas, el pasaje nos salió 10000 COP y el viaje duró casi  2 horas.

Llegando al pueblito, el chófer nos indicó donde bajarnos y unos chicos en mototaxi nos llevaron hasta el museo por 1000 COP.

La casa museo es una reconstrucción de la morada en donde el Nobel vivió su infancia, ya que la vivienda original fue demolida hace más de cuarenta años. Esta reconstrucción se llevó a cabo según los testimonios de la obra de García Márquez, de su madre y de familiares y amigos.

En la puerta del museo

La casa museo tiene catorce ambientes todos ellos con un nombre especial, acordados con el mismo García Márquez. Entre los espacios más importantes se destacan el despacho de su abuelo, la sala de visitas, el taller de platería, el cuarto de hospital, el comedor, el corredor de las begonias, el cuarto de los abuelos, el cuarto del niño Gabo, el cuarto de los trastos, la cocina y el cuarto de los guajiros.

Interior de la vivienda

Cada una de las paredes de estos ambientes está decorada con fragmentos alusivos de varias de las obras de García Márquez. Así, en el cuarto en donde dormían los guajiros se encuentra pintada una frase de su obra “La edad de las palabras”, en donde se hace referencia a la presencia de los indios provenientes de la Guajira que habitaban la vivienda.

Recordemos que sus abuelos, al llegar a Aracataca, llevaban a su servicio dos indios y una india que compraron en su tierra cuando ya la esclavitud había sido abolida.

Uno de los patios

Uno de los espacios más llamativos de la casa es el enorme patio, elemento esencial en las casas caribeñas de antaño. Bajo la sombra de los frondosos y verdes árboles se organizaban fiestas con música de fondo para celebrar ocasiones especiales.

El mobiliario fue adquirido en anticuarios de Santa Marta y Bogotá y responde a la época, usos, gustos y marcas que circularon en el caribe colombiano desde finales del siglo XIX hasta la década de 1930.

Casa del Telegrafista

Ya saliendo del museo y a un par de cuadras del mismo, se encuentran la Casa del Telegrafista y la famosa Estación de Trenes de Aracataca, aquella a la cual llegaba el “tren amarillo” que como describe «Cien Años de Soledad»:

“tantas incertidumbres y evidencias, y tantos halagos y desventuras, y tantos cambios, calamidades y nostalgias había de llevar”.

Estación de Trenes de Aracataca

La casa museo se puede visitar de lunes a viernes de 8:00 a 12: 00 y  de 14:00 a 18:00. Los sábados, domingos y festivos está abierta de 8:00 a 13:00. La entrada es libre y gratuita.

Bueno, esto es todo por ahora.

Nos leemos en el próximo capítulo!

Abrazos, Patricia